viernes, 9 de febrero de 2018

Lana, Vert y Trize IV

- Pero ¿¡QUÉ QUIERE!?
Lana daba vueltas, furiosa, por la habitación de Trize; mientras que ésta, sentada en una de las sillas, la observaba aterrorizada.
- ¡¡No lo entiendo!! ¿¡QUÉ QUIERE!?
- ¿Se lo has preguntado? -intervino Vert soltando una risita, sentada en la otra silla con un cigarro en la mano. Lana le clavó la mirada.
- ¡SÍ! Se lo he preguntado varias veces. ¿¡Sabéis la respuesta!?
Trize se tapó los ojos, al borde de un ataque de pánico.
- ¡¡"NADA"!! -chilló.
La muchacha chilló también e irrumpió a llorar, respirando violentamente por la boca.
- Eh... Tía. No, no, venga -Vert se levantó, dejando el cigarro en la mesa, y se puso en cuclillas a las rodillas de Trize-. Mírame. Mírame, Tri-Tri -le cogió las muñecas, intentando apartarle las manos de la cara-, mírame, venga. Ya está, ya está.
Al otro lado de la habitación, Lana, que había estado mirando la pared todo el rato, perdida en sus pensamientos, se dio la vuelta bruscamente.
- ¿Qué le pasa? -preguntó fríamente.
- Le está dando un ataque de ansiedad. Tranquila, tía, venga, ya... Sigue contándonos, Lana.
Vert había conseguido coger la cara de Trize entre sus manos, y le secaba las lágrimas que salían a borbotones de sus ojos azules, ahora completamente enrojecidos.
- ¿Está... Bien? -Lana, algo más calmada, comenzó a caminar hacia ellas muy despacio, casi por curiosidad.
- Sí, sí. Está bien, ¿verdad, Tri-Tri?
Trize cogió el mayor suspiro de su vida antes de intentar hablar.
- Lana... Y-Yo no... Yo no sé, intentamos ayudarte... Pero, por favor... No... -empezó a sollozar otra vez inevitablemente. Vert cogió su cigarro, lo encendió de nuevo y se lo tendió. Trize lo aceptó, dándole una calada y comenzando a toser inevitablemente- No te pongas nerviosa... Tranquila, por favor, así no solucionas nada...
- Mira, prueba así... -Vert comenzó a explicarle cómo intentar no toser. Trize la cortó a la mitad:
- Luego me enseñas. Lana, por favor, continúa contándonos.
- Bueno pues... -carraspeó- Le pregunté que qué quería... Dos veces. O tres. Y me dijo, simplemente, o "no lo sé" o "nada".
- Mm, ya... -murmuró Vert.
- Entonces... -se encogió de hombros- No sé qué quiere de mí. No sé qué puede querer de mí, no tengo nada para darle.
- Sí tienes algo -apuntó su compañera, aún al lado de las piernas de Trize.
- No. Nada -Lana apretó los dientes, mirando a otro lado.
- Lana, sí... Ábrelo -dijo Trize antes de empezar a toser de nuevo, esta vez bastante menos.
- No. Ni hablar.
- Por favor. Vamos a negociar.
Lana la miró, colérica.
- ¿¡A negociar!? ¿¡Conmigo!? ¡Es lo único que me queda, y me lo queréis quitar!
- S... No, a ver... -vaciló Vert- Sí y no. Eso que tienes ahí es de las tres, las tres estamos en esto.
- ¿¡QUÉ!? ¡Vosotras vivís en un puto mundo de luz y de color, no me jodas! 
- Lana, tranq...
- ¡No! Siempre estáis haciendo cosas, tú emporrándote y la otra tejiendo mierdas, ¡que ya no hay mueble aquí que no tenga encima un tapete de lana!
- A ver...
- Os recuerdo que fui YO la que cayó por este puto pozo, vosotras ya estábais aquí con vuestras cosas.
- ¿¡Es que nunca te has dado cuenta de que...!? -empezó a gritar Vert, harta de escucharla, hasta que recibió un empujón en la cabeza de Trize, que la desequilibró y cayó al suelo de lado.
Lana no entendía nada.
- ¿Qué está pasando aquí?
- Vamos a ver... -Trize, algo afectada, hablaba más lento de lo normal. Vert se incorporó, le dio un suave puñetazo a las piernas de Trize y se sentó en el suelo, apoyando la cabeza en ellas-, nosotras estábamos aquí al principio, eso es cierto a medias. Sin embargo no voy a discutir sobre eso ahora, ¿vale? Vamos a intentar resolver o minimizar este problema entre las tres. Ven, cielo, siéntate -le señaló a Lana la tercera silla, que se acercó a sentarse, ya calmada.
- Vale...
Trize fue a pasarle el cigarro a Vert, pero ésta ya tenía otro por la mitad, y se limitó a sonreírle y encogerse de hombros. Trize puso los ojos en blanco y se dirigió a Lana:
- Veamos. ¿Qué puede querer de nosotras?
- ¡Sexo! -exclamó Vert, con un puño al aire.
- ¿Alguna otra idea que no sea una gilipollez?
- ¿Y si de verdad no quiere nada? -murmuró Lana.
- ¿Existe esa posibilidad, en serio?
- No estoy segura...
- ... Yo tampoco.
- Vale -intervino Trize después de un pequeño silencio-, imaginemos que sí, pero entonces si no quiere que le demos nada, es posible que él sí nos dé algo y entonces es posible que...

Al cabo de una hora, Vert se había vuelto a sentar en una silla, Trize estaba enfrascada con la última integral y Lana se sacaba la roña de debajo de las uñas.
- ¡Ya está! ¿Veis? Hay un 70% de probabilidades de que salga bien si nosotras le damos un 50% de confianza total en base a la cantidad de veces que le vemos y/o pensemos en él o estar con él, que suman un total de raíz de dos por cien menos lo que le queda a Lana de corazón más el 17% que hemos predecido que puede ir creciendo si todo va bien, contando con un margen de error del 4%.
- Trize, me he perdido en la ecuación del principio porque no entiendo por qué restaste ese dos en el denominador -Vert se encogió de hombros.
- Bueno... Entonces qué -Lana miró a Trize, impaciente.
- La verdad... -murmuraba Trize, jugando con el rotulador de la pizarra- No estoy muy segura -se echó la melena rubia hacia atrás-. A ver, según los números deberíamos seguir adelante.
- Números -esta vez fue Vert la que puso los ojos en blanco-, nos preguntamos qué quiere él y cómo vamos a actuar en base a eso, pero... ¿Qué queremos nosotras?
Hubo un silencio sepulcral. Se miraron entre ellas, esperando alguna respuesta, que no aparecía.
- Bueno -comenzó Lana-, yo... Creo que quiero "estar". Simplemente, ¿sabéis? No lo sé.
- A ver, pongamos cosas en común -Vert se echó hacia delante, apoyando los antebrazos en las piernas- Yo quiero sentirme bien con una persona y no dormir sola de vez en cuando, cuando se pueda.
- Yo quiero -comenzó Trize- estar tranquila, en el más amplio sentido de la palabra. Quiero tener a "alguien" ahí a quien pueda confiar, a quien darle todo el amor que me sobra. "Alguien" que me ayude a levantarme si me caigo...
- Vale, vale, nos hemos enterado -se rió Vert.
- Bueno, vale... -sonrió ella, ya arrasada por pensamientos idílicos.
- Yo también quiero estar así, la verdad -intervino Lana-. Quiero estar bien con alguien, y quiero que me crezca esto -se señaló el pecho-.
- ¿Y cómo lo tienes ahora, a ver?
Lana se bajó el escote hasta que la puerta se abrió sola. Dentro, un fragmento de cristal no más grande que medio dedo emitía a pulsos una preciosa luz bermellón. Lo sacó con cuidado y lo dejó en la palma de su mano, mostrándoselo a las demás, que observaban cómo las pulsaciones luminosas eran fuertes y desesperadas, como si estuvieran hambrientas.
- Vaya, sí que es pequeño.
- Sí...
- ¿Y ahora qué? ¿Qué hacemos con esto?
- A ver. A ver, a ver -se levantó Vert, caminando por toda la habitación con las manos en la cabeza, revolviéndose suavemente el pelo-, podemos intentarlo, ¿no?
- Eh, chicas... -Trize miraba hacia abajo, al infinito- Las tres hemos dicho qué queremos, ¿verdad? Tú quieres un compañero de cama, yo un compañero de vida y Lana simplemente ver qué pasa.
- Sí... ¿Y?
- Que ninguna de las tres ha dicho que queramos querer.
Se volvieron a quedar un rato en silencio, mudas y absortas.
- ¿Queremos?
Ambas miraron a Lana.
- Yo... Yo no siento nada.
- ¿Nada? ¿Nada de nada?
Negó con la cabeza.
- Lo he intentado, quiero decir... Es una persona increíble, y me gusta mucho estar con ella, pero... Ahí no hay nada.
- Pero ¿hay... "Algo" a lo que podamos aferrarnos, al menos? -Trize la miraba, muy preocupada.
- "Time waits for no one" -murmuró Lana- El tiempo. El tiempo pasa muy rápido.
- ¿Eh?
- ¿El tiempo? ¿Y qué?
- El tiempo, no hay tiempo cuando estoy con él, se va, desaparece. Eso nunca me había pasado antes con nadie: el tiempo es tiempo, siempre se desplaza igual, excepto en este caso... -cerró la mano y se colocó con cuidado el trocito de corazón, cerrando la tapa y acomodándose de nuevo el vestido.
- Bueno, es un comienzo, ¿no?
Trize chasqueó la lengua.
- Pero no está bien. ¿Y si -vaciló- no podemos sentir nada aun con ese tiempo del que hablas?
- Pero para eso hay tiempo.
- ¡Arg! Dejad de decir "tiempo" todo el rato, por favor -suspiró Vert llevándose las manos a la cara mirando al techo.
- ¡Es que esta conversación va sobre eso! -protestó Lana.
- Basta, basta... Si no podemos sentir nada con el paso del tiempo, estaríamos mintiéndole, como... No lo sé, ocultándole algo.
- ¿El corazón?
- Sí.
- Quien no apuesta, no gana -concluyó Vert.
- Para ti es fácil, pero ¿va a ser fácil si no sentimos nada?
- No, eso desde luego -murmuró Trize.
- ¿Entonces? No hay respuesta fácil, y esto me aburre mucho.
- Ay, cállate. Mira, Lana, creo que tiene razón -Trize se acomodó para dirigirse a ella, hablando en un tono dulce, y le cogió la mano entre las suyas, acariciándola con la mayor suavidad del mundo-. No va a ser fácil, pero nos quedaría el "¿y si...?", y no queremos eso. La duda es lo peor, y ahí estarás de acuerdo conmigo.
Lana miró a otro lado, admitiéndolo.
- Por eso -siguió Trize- vamos a "intentar intentarlo". Y no eres tú la que no siente nada, es ese vacío -señaló su pecho- que no te deja pensar, ¿de acuerdo? Nos ha tocado una persona muy buena, que...
- Sí, como las anteriores -la cortó Lana.
- Eh, no podemos juzgar a todas las personas igual -interpuso Vert, mirando a Lana con severidad.
- Eso he pensado siempre, y eso es lo que me ha traído aquí.
- Y también es lo que te ha... Sacará.
- Eh... Bueno, claro. Pft.
- Venga, Lana. Vamos a intentarlo. Siempre podemos volver atrás, ya te lo dije -Trize intentaba alentarla sonriendo.
- No quiero hacer daño a nadie -los ojos de Lana se llenaron de lágrimas-, por favor, no...
- No lo vas a hacer, ahora mismo no se lo estás haciendo, ¿no? -frotaba los dedos en su palma, intentando reconfortarla- Ninguna de nosotras. Estamos bien ahora mismo, y querer es algo que viene con el tiempo.
- ¡No quiero querer! -suspiró Lana, enterrando la cabeza en la mano que le quedaba libre.
- Tienes miedo, que es distinto -Vert se acercó, le dio un beso en el pelo y le puso una mano en el hombro-. Nosotras no podemos sentir miedo, solo ayudarte a no tenerlo y mantenerte... Cuerda -sonrió.
- Estamos aquí contigo, y no te vamos a dejar sola -siguió Trize-. Aquí, las tres, hasta que podamos salir.
- Siempre se puede volver atrás, ¿no? -Lana murmuraba las palabras de Trize, como si fuesen su mantra personal.
- Exacto -susurró la otra.
- Pues ya está, ¡todo solucionado! -Vert elevó los brazos, cogiendo aire con una sonrisa en la cara.
- Supongo...
- Venga, que sí -Trize se levantó de la silla, tirando de la mano de Lana-, vamos a jugar a algo y dejamos de darle vueltas un rato, que nos va a sentar muy bien a todas.
- Me pido ser el mando 1 -interrumpió Vert.
- No, ¡que cierras el juego si pierdes! -la acusó Trize, riendo.
Lana se dejaba arrastrar por las dos muchachas hasta el salón, mareada por un torrente de pensamientos. "Habrá que intentarlo, no perdemos nada. Además, es tan... Ah, ¿qué estará haciendo ahora? ¿Cuándo habíamos quedado?".
Sonrió. 
Estaba vacía, pero sonrió.

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