Tanto el destino como el corazón son caprichosos, y yo ya no te quiero, ni aunque quisiera quererte.
Yo ya he encontrado por ahora, mi sitio en el mundo, ya lo comparto: hago feliz a alguien y ese alguien me hace feliz a mí. Sin embargo, aunque te diga todas estas palabras feas, sigo apreciándote mucho y sufriendo por tu partida, amigo.