miércoles, 19 de noviembre de 2014

#32

La verdad es que me encantaría decirte que no necesito a nadie, que vivo bien sola, que me he acostumbrado a este corazón helado y que saco de ahí, gota a gota, mi felicidad, pero la verdad... No puedo. Prometí que nunca te mentiría, y no puedo.

Me encantaría pedirte que te fueras, me encantaría abrir la puerta y echarte, puesto que compartir nunca ha sido realmente lo mío, pero... No puedo.

Igualmente, me encantaría borrarte y no recordarte, no haberte visto nunca. Así, este puñado de sentimientos revueltos llamados "dinosaurios hambrientos en el estómago" no existiría y no estaría acechándome aquí y ahora, en este momento, o en esos cinco minutos antes de verte y en los cinco de después, cuando ya te he perdido de vista. Cuando me rozas o cuando simplemente sonríes, pero... No puedo.

Me encantaría desencadenarme de mi condición de ser humano y romper con las reglas, convertirme en un gólem de hielo, matar esos dinosaurios, echarte y cerrar la puerta, olvidarte.

Pero mírame.

Mírame.
Ya es demasiado tarde.
Ya no puedo.



Escrito el 14/10/2014.




Audio disponible: