miércoles, 22 de enero de 2014

#11

Y volvió de nuevo el torrente de pensamientos. Otra vez vino él a hacer una visita. Se repetía una y otra vez su rostro en la imagen de la conciencia, y ella gemía para sus adentros, cada vez con más lástima. Llevaba toda la mañana intentando apartarlo, despegarlo, evitarlo. Pero intentaba evitar lo que inevitablemente es inevitable.

Y quería decírselo todo. Quería enfrentarse a él de nuevo, como la noche anterior, gritarle y chillarle que no quería quedarse sin él. Que iba a doler mucho, que no podría soportarlo. Había incluso llegado a protegerlo, dentro en su mundo interior. Se quedaba por la noche, dormida, esperando sus respuestas. Se sonrojaba cuando la llamaba de aquella forma... Y nadie, ni siquiera aquel monstruo de ojos azules, podría acabar con eso.

Quería llegar, y explicarle...

domingo, 19 de enero de 2014

#10

No es lo mismo ver la vida a través de una ventana cerrada que a través de una ventana abierta. Yo veo mi vida muy sucia, borrosa, así que me esmero en limpiar el cristal todos los días para ver con claridad lo que hay fuera. Porque, sí, mi ventana está cerrada. Con llave. La tuya está abierta. Tú no tienes que preocuparte de limpiarla, qué facilidad; vives bien, nena. Aprovecha y escucha a los pájaros cantar, los niños jugar y a las parejas amarse, con toda claridad. Yo me conformaré con el silencio...

(Escrito en el año 2008)