viernes, 21 de marzo de 2014

Escritura automática #1

No, el champú ya no se lleva. Fotos de casas rotas por el viento, sin acetona que llevarse a la cabeza más que el suave murmullo de una hoja de agua ardiendo en el puchero de un aparato viejo, roído por las lámparas que desprenden un halo de misterio cuando las respiras. También me gustan los pintalabios azules que se comen, como un regalo, así redondos llenos de paz y armonía, y ¿a quién no le gustan los trenes? Uno tras otro y el otro tras uno, ¿trasunto? no, no lo untes que no quiero pan con el tapón violeta. Aquellas tardes bicolor, tanto leonadas como grises, que desprendían quemaduras de limón anaranjado por el sol, tampoco era muy de esperar dejar la mente en blanco y sucumbir al pequeño pecado capital, tan grande como una aguja y tan galaxia como un inmenso. ¿Y por qué el blanco y el negro son el mismo color? Al igual que dos más dos son cuatro, cuatro y dos son seis, seis y dos son ocho y ocho dieciséis, dieciséis años tiene mi perro ahora y dentro de tres décadas. Las sartenes destapadas huelen menos a bombilla helada. No me gustaría jugar al ajedrez si para ello tengo que buscar en mi agenda la palabra "perdido" y hacer un colgamiento a la cordura borrada por una cartera barata de marca blanca, como la cera negra del carbón en otoño y el yugo y las flechas de aquellos que un día fueron reyes y reyes serán, con todo y con eso, lo querrán, y amén, y amén hermano, dicen los que han de rezar, que con pan y con vino todo se escribe y acaba en la hora que ha de terminar. ¿Te sentarías al lado del enchufe en el rabo de una vaca que ha comido ratones sin cola podrida? Porque yo no tendría la suficiente cohesión superficial como para realizar un salto de esas catacumbas vivientes. Además de que diez años luz es una distancia considerable al número de vueltas que da un péndulo allá por martes y trece. Me gustan mucho los espejos que no muestran fantasmas y que sin embargo, tal y como dijo alguien, "tienes más cuento que Callejas", ah no, Canalejas, o no, puede que fuera Aznar, o Picasso, ¿realmente alguien lo sabe, lo sabes tú? Al igual que el número de átomos de un compuesto atómico es igual al número de veces que una persona pierde un brazo a lo largo de las trompas de Falopio, Falopio, sodio, litio, potasio y rubidio, eran los hermanos Dalton pero vestidos con minifaldas de tabla haciendo un periódico para la lámpara que se titularía "déjame vivir, porque si no lo haces estaré brillando".