miércoles, 18 de febrero de 2015

El Libro de las Magias: Historia V

Lumia llevaba media hora sentada al lado del fuego, mirándolo fijamente. Se habían asentado en lo alto de una colina, tapados por unos árboles densos para esconderse de los ojos de sus enemigos. Hacía tanto frío que Gath tenía que estar pendiente de avivar las llamas de vez en cuando. Ninguno de los dos hablaba, preferían escuchar al fuego escupiendo chispas doradas, ahogando pensamientos.
- ¡Ya llegan! -se escuchó la voz de Danta, que montaba guardia abajo- ¡En unos minutos están aquí!
Los magos cruzaron la mirada.
- No quiero hacerlo -murmuró Lumia-. Yo no debería estar aquí.
- Eso pensamos todos, pero has nacido para esto, Maga.
- No. Yo he nacido para vivir tranquila y en paz, para construir y no para destruir. Esto no me concierne, solo quiero vivir en libertad sin tener problemas con nadie.
- ¡Que ya vienen! -saludó Danta, que sentada encima de un ciervo había subido la colina para reunirse con ellos.
- Esto viaja con tu condición de Maga -insistió el muchacho, resignado, y giró la vista hacia la recién llegada, que entretanto bajaba del animal y le hacía señales para que la siguiera cerca del fuego, acción que este agradeció profundamente, tumbándose en el suelo. Ella miró a su compañera y sonrió.
- Lumia, piensa que en realidad lo que estás haciendo es destruir para proteger. Que estás aquí para ayudar a aquellas personas que conoces y amas, no lo mires de la otra forma, porque sí, es cierto que esto es un crimen masivo. Sin embargo, si no nos defendemos, nos matarán igualmente.
Gath dibujó una media sonrisa irónica. Pareció contenerse.
- Pero ¿por qué hay que luchar? -gimió la joven- No lo entiendo. ¿No podemos vivir cada uno en su territorio, sin problemas, luchas, muerte?
- Por lo de siempre -hizo un gesto para quitarle importancia-, riqueza, poder, renombre. Son cosas que no se pueden cambiar... Pero que espero lo hagan con el tiempo.
Se recostó sobre el lomo del animal, a una distancia prudente del fuego. Lumia parecía algo más tranquila.
- En un futuro... Supongo que se puede mirar así, aunque sigo queriendo abandonar.
- No te preocupes, es normal. A nadie le gusta matar... -no terminó la frase porque Gath suspiró sonoramente, exhalando una cantidad increíble de vaho, que hizo que por un momento Lumia perdiera de vista su rostro.
- Mirad... No sabemos el futuro. Nadie lo sabe, es imposible predecirlo. Se pueden hacer suposiciones, sí, pero si esto sigue así, así será, y yo estaré aquí -señaló el suelo con el dedo, con energía- en el frente de batalla luchando por vosotras y por mí mismo. Es nuestro destino, aunque no lo hayamos elegido. Alguien tiene que proteger a los niños y los ancianos del pueblo, luchar por ellos como ellos lo hicieron y lo harán, no es tiempo de ser cobarde. Así que, compañeras, mucho ánimo. Siempre adelante, los ojos al cielo. -se levantó justo a tiempo para ver llegar al resto del escuadrón.