jueves, 24 de agosto de 2017

#62

Puede que se me hayan quedado tus tatuajes entre los labios.
Y antes pensaba, "si se pierden, bajaría al río de sangre a por ellos". Pero antes estabas aquí. Ahora no. Ahora la tinta me resbala por la garganta, y no puedo respirar. Y tampoco puedo dormir, porque vuelves.

Supongo que al fin y al cabo, como siempre, era yo la que tenía que morir. La que debía perderse, y tú el de nunca volver.
Y en tu nuevo viaje dejaste atrás las conversaciones nocturnas, la cerveza, los besos y el balcón.
Y enredada entre todo eso, a mí.

Bueno. Al final tuve que escupir la tinta encima de nuestro libro, por lo que no puedes pedirme que pase de página: todas están manchadas de ti.
No pasa nada. Cuando esté preparada, cerraré el libro y empezaré uno nuevo.
Sin tatuajes, cerveza ni balcones.
Sin ti.

miércoles, 23 de agosto de 2017

#61

¿Qué quieres, respirar?
No te preocupes, te acostumbrarás en seguida a la continua falta de aliento. Al pinchazo en el pecho, al agua en los pulmones.
¿Qué quieres, levantarte?
Yo ya no tengo manos ni pies, las polillas doradas me los arrancaron. Sin embargo, desde aquí abajo, como pueda, te empujaré. 
¿Qué quieres, crecer?
Encontrarás familiar el hormigueo de la espalda que anuncia un nuevo día, y el tiempo se curará a sí mismo inevitablemente.
¿Qué quieres, volar? 
Porque a pesar de que yo nunca he tenido alas, siempre he sabido cómo se hace.