lunes, 29 de junio de 2015

#39

Esto que os voy a contar es una historia real, y se remonta a mi vida entera. Quiero dedicarle este texto a la persona que sale en él... Aunque no la conozca.

Lo parezca o no, tengo dieciocho años. He nacido, criado y crecido en este pueblo minero. He visto ver nacer, criar y crecer a su gente, bueno, durante mi corto periodo de vida. Podría relataros historias de todas las personas que se han ido cruzando conmigo durante un tiempo determinado en su vida, que ya no he visto más, y sin embargo recuerdo, por ejemplo: aquel niño acompañado de su padre que me cruzaba todos los días yendo al instituto el año pasado; la dulce niña paseando su perro a las 7 de la mañana cuando yo salía de casa; el muchacho que sonreía mirándome llegar tarde; el flautista que iba antes que yo en mis clases de piano... Me cruzaba con todos ellos pero ya no me han visto más, y si me ven probablemente no se acuerden.

Sin embargo quiero hablar de alguien un poco más especial. Llevo toda mi vida viendo a una persona que nunca, jamás, me ha visto a mí. Es un hombre alto, moreno y de buen vestir, que va andando siempre con la cabeza bien alta y una mano posada en su gran perro negro. Con el paso de los años he ido advirtiendo en él las arrugas de la edad en su tiempo y en el de sus compañeros.

Recuerdo una de las primeras veces que lo vi. Recuerdo verlo sonreír, y haber sonreído con él. Mirarlo y morderme los labios, pensando "no me ve, no sabe que existo, pero yo sí lo sé". Recuerdo su pastor alemán, y las ganas que tenía de acercarme y preguntarle "disculpe, ¿cómo se llama su amigo?". En vez de eso, murmuraba un "hasta luego" apenas audible.

Más de tres veces lo he visto por la calle vendiendo cupones y he pensado en acercarme a él, a decirle "buenos días. Llevo viéndolo toda mi vida, pero usted no me conoce, así que pensé que sería el momento de presentarme." Pero nunca reuní el valor suficiente.

No sé su nombre, él no sabe de mí... Pero nos hemos visto varias veces.
Es una sensación un poco extraña.

Así que, desde aquí, buenas tardes, señor, espero seguir viéndolo por las calles de este pueblo minero durante mucho tiempo más.