martes, 6 de febrero de 2018

#65

Creo que ya lo dije:
Caos, caos por todas partes.
Podrías haberte alejado de mí desde hace décadas, pero aún te tengo dentro; un tumor que por mucho que intento extirpar no para de crecer.
Y me dueles,
y aquí sigues.
Lo peor no es eso, sino la enfermedad que después de tanto tiempo has creado; una especie de cárcel de la que no quiero salir.
Si plantas una semilla en una persona, tienes que regarla, cuidarla, mimarla, y el regalo es verla crecer. Tú, sin embargo, la enterraste tan dentro en la tierra que todavía no ha visto el sol y se está empezando a descomponer.

Y te voy a decir que no quise salir,
solo veía cómo poco a poco
me empezaba a pudrir
rodeada de la tierra mojada de tus besos.

Y te voy a contar que tengo miedo de emerger, 
de me queme la luz del sol.
-aquella que necesito ver
para distinguir la realidad
de la caverna en la que he estado viviendo-.

Y te voy a hablar del corazón que has roto,
aunque ya, por supuesto, esté muerto;
Esa cavidad vacía que me has dejado en el pecho,
que habrá ciertas personas que quieran rellenarla
sin saber realmente lo que hay dentro...
... Y eso es por lo que tengo miedo.

Y eso es por lo que no quiero querer,
por miedo a que me hagan daño,
por miedo a confiar,
por miedo al pasado.
Incluso por miedo a ellos: no quiero que se asusten, que salgan corriendo delante de ese corazón hambriento que solo quiere devorar caricias y besos, sea cuales sean su procedencia.
¡Quiero pararlo! No puedo vivir así, dependiendo de un apéndice que ni siquiera existe; tembloroso, parado, oscuro.
Caótico.

Creo que ya lo dije:
Caos, caos por todas partes.
Podría haberlo dejado morir hace décadas, pero supongo que aún puede volver a funcionar; la esperanza de que tenga cura aún me mantiene cuerda.
Y me duele,
pero aquí sigue,
Muerto, podrido, loco... Caótico.

No hay comentarios:

Publicar un comentario