miércoles, 30 de mayo de 2018

#67 - Última carta

Pues claro que me acuerdo de ti, que aún te pienso de vez en cuando.
Y recuerdo tus pequeñas manos, tus ojos, tu voz; los susurros por la mañana y las cosquillas en la cama. Sí, aquí estás. Todavía.

Y bueno, qué decirte. Como seguramente ni siquiera leas esto jamás, supongo que puedo extenderme.

La vida me va bien.

Debería empezar por lo que nunca te dije y me callé, porque no lo vi necesario.
Gracias por dejarme sola en medio de una profunda depresión,
por ni siquiera tener la decencia de decírmelo a la cara,
por demostrarme que, según tú, a veces merece más la pena quedarte en el sofá antes que ver a tu pareja.
Está bien, está bien, también hiciste cosas buenas... Pero una relación va de eso, ¿no? De dar lo mejor de ti a la otra persona, y recibir lo mismo. Los números no son lo tuyo, ¿verdad? Porque las proporciones de eso... Estaban completamente desproporcionadas.

Y sí, te he dado las gracias, ¿eh? Porque si de algo me he dado cuenta, era que cuando tus amigos te llamaban "cabrón" era la afirmación más sincera que habían echado por sus bocas en toda su vida.

Y gracias, gracias a ello he conocido a gente maravillosa. Supongo que al fin y al cabo el karma existe, ¿no? Ya he dado bastante, ahora me toca recibir.

Y que el hecho de estar contigo durante un año y pico para que terminase todo así, no sé, me ha ayudado mucho a entender todos los fallos que había de por medio. Todas las veces que me quedaba pensando "¿Por qué ha hecho eso?" y "¿De verdad tanto le costaba hacerlo?" ahora tienen respuesta.


Te deseo todo lo que te mereces, ni más ni menos. Ahí yo ya... No juzgo.

Adiós.

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